Lo relativo que es el éxito
Hace rato no escribía en esta categoría del blog, hoy en medio del descanso, estando en otra ciudad en medio de un evento muy interesante voy a dedicar las siguientes líneas a este tema del éxito.
Vivimos en una realidad altamente competitiva. El capitalismo nos ha orillado a rebajarnos a habitar una encarnizada batalla que día con día nos va consumiendo. Tratamos de alcanzar estándares que difícilmente lograremos conseguir y esto se traduce en frustración. Nos ofrecen una falsa sensación de control y cuando nos reconocemos ajenos a ella somos incapaces de tolerarlo.
Lo peor de todo esto es la competitividad en que nos vemos inmersos. Vemos siempre al exterior, a lo que el otro tiene, que nosotros no, e intentamos superarlo. NUNCA lo vamos a superar. Cada ser es, en su individualidad, único e irrepetible. La envidia nunca ha servido de nada a nadie. Y de nuevo, caemos en la tan infame frustración.
No se trata de “tanto tienes, tanto vales”. Éxito no debe ser sinónimo de riquezas, de ganancias o de dinero, siquiera. El éxito debería traducirse en la habilidad de ver en el interior, identificar y diagnosticar defectos y carencias y luchar contra ellas. Así y sólo así, lucharemos por ser mejores cada día. Pero sólo mejores que uno mismo. Los demás no importan. Podemos alimentarnos de ellos, aprender, enriquecernos… No competir.
La importancia de satisfacer nuestras inquietudes, con base en aquellas que no representan un peligro para nosotros mismos y los que nos rodean, se basa en una inquietud que nace más allá de nuestros tiempos. Mucho antes aún.
Toda esta inquietud se resume ahora en un solo concepto: espíritu de permanencia.
El ser humano busca permanecer. Y no debemos buscar el éxito a través del otro, pisoteándolo, pasando por encima de él. Debemos dejar una huella indeleble de nuestro paso por este planeta. No sólo a través de los hijos, sino de un registro pleno y permanente de nuestras acciones y de aquello en lo que contribuyó a engrandecer este suelo por el que pisamos.
Todo esto y más somos. Más que huesos, más que piel, más que amor, más que nostalgia, más que monotonía, hartazgo, un trabajo de 8 a 8, un sueldo y una oficina día con día, año con año, vida con vida… Somos sueños, pasteles de cumpleaños, sonrisas, abrazos, sexo, noches acostados bajo las estrellas, viento en el rostro, arena en los zapatos, somos la voz viva que no se apaga, la llama, la locura fragmentada que no teme hacer frente a sí misma. El arte y la cultura se enconan en una misma voz inflamada, llena de rabia, inquietudes y unificada en un grito ensordecedor.
Si somos tan valiosos y cada uno a su manera, cada uno es exitoso en su justa y propia medida, si quieres ser más exitoso, sé mejor, en lo que tu sentido y corazón diga que es el éxito, para muchos será acumular fotos y sellos en el pasaporte, otros tener una casa propia donde pasar su vejez, otros tener una familia numerosa, una empresa muy grande, o una cuenta de banco inmensa. Cada quien vive desde su corazón y ve con sus ojos, así que el éxito es tan relativo como la vida misma.
El éxito es aquello que nos llena de regocijo y nos acerca a la tan anhelada plenitud. Recuerden que debemos ser exitosos como personas, que pensamos, hacemos y sentimos, no sólo en el plano capitalista.