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Sonrían que la vida vuela. - Juan Carlos Abaunza
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Sonrían que la vida vuela.

Lo que aquí escribo y a continuación leerás no obedece a nada más allá que mi forma de pensar, lejos está el pretender que se convierta en unos párrafos de consejos o una guía, no me considero ejemplo para nadie y ya que estamos hablando de esto, si algo les sirve genial, si no, no te preocupes, lee y pasa el tiempo.

Vamos a encasillar a la gente en los tipos de personas que asumen la vida de formas tan distintas como ellas mismas. Sin juzgar o competir cuál es la ganadora cada una obedece a la perspectiva y personalidad de cada quien.

  • Los perezosos, aquellos a que la vida les pasa por delante y hacen el mínimo esfuerzo para que no los atropelle.
  • Los negativos, aquellos que sólo se quejan de su suerte y nunca hicieron nada por cambiarla.
  • Los soñadores ilusos, quienes se la pasaron idealizando su existencia y pensando que iban a hacer grandes cosas pero nunca dieron el paso siguiente.
  • Los envidiosos, aquellos que dejaron de vivir su vida por estar pendiente de la de otros.
  • Los proyectados, quienes permitieron que otros eligieran que hacer con su vida propia, llámense padres, pareja, amigos, sucumbieron ante la presión social.
  • Los suicidas, aquellos que viven sin reglas y en excesos cualesquiera que sean, no limitan su existir y no miden las consecuencias.

Y estamos los locos soñadores que la vivimos de formas intensas, que estamos llenos de ojeras, de sueños (tanto sueño físico como anhelos), que poco dormimos y siempre tenemos algo que hacer, que cada minuto se aprovecha y odiamos perderlo con personas, situaciones o emociones que no nos aportan en la vida. Agradecidos de cada cosa que se presenta le exprimimos hasta la última gota, así resulte amarga a ratos a esto que se llama vivir.

No te puedo decir cómo vivir, no te puedo decir cuánto vas a vivir, pero asegúrate de vivirla de forma tal, que cuando te llegue la hora mires hacia atrás y con una sonrisa agüada puedas exclamar: «Uff, la pasé del putas» – De lo único que puedes y debes ser esclavo es de aquello que llena tu corazón de alegría y te hace sentir pleno, esa plenitud es la que nos permite morir tranquilos, porque hicimos todo cuanto quisimos y pudimos.

Dicho lo anterior, dí siempre lo que necesitas expresar, da lo que te nazca dar, haz lo que no dañe a los demás ni a ti, sueña, goza, corre, llora, levántate siempre con un propósito y si no lo tienes búscalo, abraza, baila, besa, consiente, piensa, siente y nunca pero nunca dejes de vivir, no sabemos cuándo se acabe.

Y recuerda, habrá valido la pena si dejaste huella y no cicatrices en los demás-.