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Innovar y transformar realidades

innovar y transformar

Innovar y transformar realidades

Innovar para mi ha sido la forma de transformar mi realidad y la de otros, bien dicen que para cambiar el mundo hay que comenzar tendiendo la cama. Hoy voy a comenzar aprovechando primero como es natural, la prensa y content branding a favor de una causa mayor a la de los egos propios: dar ejemplo. Y soy un ser humano como todos, lleno de defectos, de problemas y dificultades, pero aquí estamos, y estoy convencido de que si yo he podido transformar mi realidad y «cambiar mis estrellas», con tantos tropezones y condiciones poco favorables (contexto familiar, nivel socio-económico, etc) todos lo podemos y podrán hacer, basta con un poco de iniciativa, creatividad y pasión para que otros te compren esa idea que no te deja dormir y con la que piensas, harás una sociedad mejor.

La innovación es un factor diferencial entre los países desarrollados y las economías emergentes, sus resultados han permitido generar nuevos productos y servicios que han mejorado la productividad y el bienestar de la población. 

Estoy convencido que la innovación es una herramienta poderosísima para brindar oportunidades sin precedentes a poblaciones en situación vulnerable y conseguir un crecimiento más inclusivo. Es necesario aportar una nueva mirada, combinando perspectivas que antes no se encontraban, y fomentar emprendimientos que se conviertan en instrumentos para innovar centrándonos en las personas. Una innovación llega a donde nadie había llegado, sea en mercado, en solución, en forma, y esto permite que todos logremos llegar más allá, en especial en esta época de la cuarta revolución, en donde el internet ayuda a democratizar ciertas oportunidades que, otrora, estaban reservadas para los mejor acomodados.

¿Cómo terminamos en estas?

 

Soy hijo de una casa humilde, producto de educación pública de calidad, a propósito de este artículo del diario La República, en donde, junto con la ANDI, reconocieron a 40 emprendedores menores de 40, tengo 38, a puertas en 2 meses de los 39, y así casi en el cuarto piso, con esta edad, viví la época de los 90 en mi secundaria, tuve que hacer una larga fila para comprar un formulario de inscripción a un examen de admisión en uno de los mejores colegios técnicos que tiene Bucaramanga, el Instituto Técnico Superior «Dámaso Zapata» mejor conocido como El Tecnológico, en aquella época, administrado por los Hermanos de La Salle. Dicho examen igual de complejo hasta para ir a ver los resultados, ya que era un tablón del tamaño del portón lleno de hojas impresas en donde se encontraba el nombre y puntaje y el glorioso grito de «Pasé) – En ese colegio nació la UIS, y posteriormente las UTS,.

Cuando me gradué en el año 2000 los sueños son confusos, las oportunidades solo apuntan como es natural, a buscar entrar a una universidad pública, la UIS fué mi siguiente parada, y en este curso de vida es donde entendí que para lograr hacer algo «diferente», no podía buscarme un empleo, ni emigrar de mi ciudad, así como pedir favores, o que conocidos o amigos me ayudaran con un empleo, eso solo sucede cuando se tiene apellido, el mío, lo estoy construyendo yo.

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Fuí muy juicioso en todo mi estudio, tengo muchos diplomas y distinciones desde aquel entonces, a pesar de no dar nunca problemas en casa ni en la vida, con el temor de Dios, a la chancla de mi mamá y a la correa de mi papá, nunca pensé en ser rebelde, en oponerme al sistema, pero eso no quería decir que estuviera de acuerdo con el mismo, sistema en el cual se dictaba que al ser hijo de la servidumbre, mi carrera profesional era ser parte de la servidumbre, máxime, tener un empleo en alguno de los negocios de los patrones de mis papás. Esa fué mi primera pregunta disruptiva: ¿Por qué tengo que ser eso? – Por qué cuando tomé la decisión de casarme el camino tenía que ser irme a vivir en un apto sencillo, o peor aún, quedarme en casa de mis padres o suegros esperando reunir la cuota inicial de una casa que pagaría durante 30 años? ¿Ese era el sentido del éxito para una persona humilde? – tener un empleo, ojalá el mismo toda la vida hasta que me pensionara, pensionarse otro hito importatísimo, y tener casa y carro propios (aunque propiamente de los bancos mientras se pagaban toda la vida) – Veía por la ventana que habían más oportunidades y más formas de vida que no entendía por qué, no podía aspirar a ellas.

Cuando comencé a emprender, comencé a innovar, estaba obligado a hacerlo, de lo contrario no hubiese podido. Mi primera empresa fué A&ATIC, y ha sido toda una aventura, pero con los aprendizajes, con los alcances que se han dado, encontré la respuesta a cómo cambiar mi realidad, cómo hacer algo que valiera la pena el esfuerzo, y rechazar lo que el destino y la sociedad tenían reservados para mi, ahí comenzó este camino, entendiendo que mi valía la daba mi ser, no mi procedencia. Es lo que le enseño cada día a mi hija Valentina.

Ahora la innovación es el pan de cada día, el buscar algo que se necesite y que no existe, mejores maneras de hacer las cosas, va en el ADN de nosotros, 12 años después no solo es A&ATIC, sino AI3LAB y LOLA, 3 empresas que, en suma, generan 22o empleos, 220 familias tienen un ingreso adicional (o el único) gracias al trabajo de ese colaborador(a) que es miembro de la familia, hemos puesto en alto el nombre de Santander y de Colombia en 10 países, destacando el talento y calidad de lo que hacemos, de lo que los colombianos somos capaces.

Ahora queda un universo por delante igual de apasionante y retador, Whatoko Health, Whatoko Retail, Whatoko Service, Whakau, Whakau Pay y Kuachi Webs, Smart Pet, La tienda sigue abierta, mugift y muchos otros sueños poco a poco cobran vida y seguramente serán spinoffs, o nuevas empresas del ATS (Grupo empresarial que estamos construyendo) lleno de soluciones facilitadoras del desarrollo económico, social y ambiental de nuestro país.

Resistentes, recias, robustas, rompedoras, rápidas, reactivas, recuperadas, resolutivas, reinventadas, resilientes. Pareciera que las empresas colombianas tienen cualidades que empiezan con la letra R, y en definitiva es la resiliencia la característica esencial que las define y que les ha servido para sobrevivir y prosperar en medio de una serie de desafíos que han aparecido a lo largo de las décadas.

Nos debemos sentir orgullosos de todo lo positivo que hay en Colombia, todas las empresas, emprendimientos y demás, que buscan hacer país desde su cotidiano, que tomamos la decisión de hacer la tarea por el camino difícil, porque fácil es delinquir, o generar contenido basura en internet. Encontrar una necesidad en el mercado, en la sociedad y el medio ambiente, construir un producto/ servicio capaz de atender ese dolor y ganar dinero de allí es una tarea digna de respeto y reconocimiento.

Esta año logramos ingresar las 3 empresas en el top 10 de empresas más innovadoras de Santander según el ranking de innovación de la ANDI, motivo para celebrar y en especial, para seguir trabajando en pro de las victorias que nos acercan a los objetivos y propósitos de las empresas.

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No me gusta hablar de política, pero el Presidente actual se equivoca de cabo a rabo con el tejido empresarial en Colombia, porque por su propia soberbia y doctrina política, le es incapaz ver otra forma de hacer las cosas, de lo imperioso que es apoyar a quien se levanta cada mañana a lucharla de forma honrada, a los que como yo, venimos de orígenes sencillos y hemos logrado construir un negocio, generamos empleo, pagamos impuestos y estamos aportando nuestro granito de arena para una sociedad más justa y equitativa.

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