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Alexa, Watson, Albert… por qué la inteligencia artificial toma nombres de persona

Alexa, Watson, Albert… por qué la inteligencia artificial toma nombres de persona

Los fabricantes quieren dotar de humanidad a una tecnología que ya de por si es inteligente, pero que resulta un enigma y es muy compleja para muchos. El marketing ha llegado a la inteligencia artificial y la robótica.

Para que una tecnología disruptiva e innovadora se normalice y los usuarios la incorporen en su día a día nos basta con simplificarla o evangelizar sobre ella y sus logros con miles de artículos. En este caso el marketing juega un papel esencial, y más concretamente las palabras y los nombres que se utilicen para designarla.

Si encima hablamos de la inteligencia artificial, cuya evolución y complejidad la asemejan cada vez más al ser humano pero a su veces tan enigmática y difícil de entender para la mayoría (llegando incluso a ser una amenaza para el trabajo de muchos), el factor del nombre se vuelve algo esencial.

Los fabricantes y empresas tecnológicas que están invirtiendo en inteligencia artificial y robótica lo saben. Por eso, para hacerla más accesible y humana están optando por ponerles nombres de personas, preferiblemente de sujetos que tengan un prestigio y cuenten con el beneplácito y el respeto de la sociedad.

Con IBM tenemos el caso de Watson, un nombre al que llegaron tras darle mil vueltas a otras opciones. Buscaban algo que fuera inspirador pero no adorable y que enfatizara el potencial comercial que tenía la inteligencia artificial.

El gran público conoció a esta tecnología de computación cognitiva cuando en 2011 logró derrotar a la inteligencia humana en un concurso de preguntas y respuestas. Pero Watson no iba a servir sólo para consultarle cosas, como si fuera una enciclopedia; por eso se descartaron “Qwiz” y “nsight”.

Después pensaron en “Ace” (que además de significar “As” o “crack”, era el acrónimo de automated comprehensivo engine), pero también fue descartado. Hasta que finalmente, y tras miles de vueltas, quiesieron hacerle un guiño al primer CEO de IBM, Thomas J. Watson, y se quedó con Watson.

Amazon eligió Alexa para su asistente inteligente por razones algo más frikis, ya que los ingenieros se inspiraron en el ordenador de Star Trek que ayudaba a la tripulación cuando necesitaban soporte o consultar algo.

¿Es la inteligencia artificial sexista?

Estos son quizás dos de los ejemplos de esta tecnología con nombres “humanos” más conocidos a nivel global pero no los únicos. Tenemos a Albert, la plataforma de marketing con inteligencia artificial de la empresa Algorithms, mientras que Salesforce ha lanzado a Einstein, nombre que registró para que no pudiera usarlo otra compañía.

El famoso científico es muy recurrente porque cogía algo complejo y lo hacía simple, lo mismo que pretende la robótica.

La empresa Sharethrough, cuyo producto principal es un software de publicidad para editores, lanzó una nueva herramienta llamada Hemingway que utiliza algoritmos de inteligencia artificial para analizar palabras y escribir titulares con gancho.

Estas referencias a eminencias del mundo de la ciencia o la literatura no persigue otro objetivo que dotar a la inteligencia artificial de humanidad, accesibilidad y confianza.

No siempre es fácil elegir este tipo de nombres “famosos”, ya que a veces los custodian fundaciones o asociaciones que gestionan el legado de estos personajes históricos, y exigen derechos por su uso.

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