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Tocar Fondo es otra forma de mantener el Equilibrio

Tocar Fondo es otra forma de mantener el Equilibrio

De todos es sabido –ya sea porque lo hemos visto de cerca o padecido– que la vida no se presenta siempre de color de rosa; que en ocasiones adquiere tonalidades más bien oscuras; que su cambiante fisonomía está llena de alteraciones y de altibajos.

Nuestro comportamiento humano, y con ello nuestro instinto de supervivencia, suele chocar bastante a menudo y de frente con estas variaciones a la baja, o hasta incluso terminar por no aceptarlas. Y es aquí donde podemos caer en un peligroso bucle. Esto le puede pasar a cualquiera, nadie está a salvo de la tristeza, de la pena o de la depresión.

Según un estudio de la Organización Mundial de la Salud, la depresión es la enfermedad más frecuente en la adolescencia, y ya hay quien la considera la enfermedad del futuro. Además, a día de hoy, la sufren 350 millones de personas alrededor de todo el planeta. Desde siempre, el ser humano ha estado a punto de tocar o ha tocado alguna vez fondo. Ya en 1887, el escritor ruso León Tolstói, en su ensayo Mi confesión, hablaba sobre crisis depresiva y conseguía definirla de manera cotidiana y certera:

Adaptación, Activación y Supervivencia

Está bien, hemos tocado fondo, pero seguimos vivos. ¿Y ahora qué? Pues ahora, si lo pensamos, es imposible ir más abajo. Tenemos la grandísima oportunidad de aprovechar esa falsa seguridad para impulsarnos y salir a flote. Quizá sea un equilibrio inestable, pero es el único que tenemos para continuar. No conocerás jamás a nadie al que le guste estar en este lugar ni en esta posición, pero como se dice desde tiempos inmemoriales: “de todo lo malo se saca algo positivo; de todo se aprende”.

Cuando alcanzamos ciertos límites físicos o psicológicos podemos llegar a ver y a comprender cosas que antes nos parecían imposibles, e incluso llegar a conocernos mejor. Ahí es cuando todo lo pensábamos perdido y que nuestra vida no valía la pena, adicionando el abandono hipócrita de los que considerábamos amigos hacen más difícil el regreso a la superficie, pero lo lograremos por nuestros propios medios, nadie nos empujó a ese abismo y nadie nos va a sacar de él, convencido de que somos autónomos e inteligentes de tomar nuestros caminos, que hayamos fallado en este asunto no significa que dependamos de alguien para lograr salir.

Es en la aceptación de que tenemos un problema y en la adaptación al mismo donde encontramos la llave con la que revocar la situación. Son la activación y el aprendizaje las piezas claves para lograr la supervivencia. Sobre todos estos términos ya hablaba y escribía Charles Darwin, dejando puntos como el siguiente, que de ser llevados a cabo, bien podrían convertirse en seguidos y no en finales:

Conclusión

Los años nos van enseñando que la vida está llena de giros y que nunca deja de dar vueltas –al igual que la Tierra–; que está compuesta de ciclos, de tiempos mejores y de tiempos peores; que puede sonar a lo de siempre pero que de hasta el agujero más hondo se sale, menos de uno al que todos estamos predestinados, y todavía no queremos que llegue ese momento. Es necesario tener siempre muy presente que si estamos a punto de tocar fondo, ya queda menos tiempo para volver a la superficie y respirar.

Muchas veces estos dolores hay que sufrirlos solos, cuanto más apoyo de nuestros seres cercanos recibimos más débiles nos hacemos y más daño causamos en ellos también teniendo que cargar ladrillos ajenos y muy seguramente un poco cansados con sus propios afanes y problemas.

Y un último consejo: de nada sirve curarnos en salud para que no sucedan ciertas cosas. No es buena idea la de vivir a medias por miedo a sufrir o a caer. Es un gran error el no arriesgar para no perder, al igual que el no amar para no romperse. La melancolía, la aflicción, la pena, la tristeza… son sentimientos inevitables y necesarios para crecer como persona.

Y como se dice en la calle «El sufrimiento forja carácter» y el tener que pasar por estas duras pruebas nos lleva a otra frase muy conocida: «Dios no nos coloca cargas que no seamos capaces de cargar» y a lo mejor viendo el vaso medio lleno podemos llegar a afirmar que todo lo que nos ocurre en la vida nos prepara para algo más grande que nosotros mismos, nuestras decisiones y percances, esto sólo lo identificamos cuando está pasando, cuando llegamos a ser y a alcanzar cosas que ni siquiera nos habíamos propuestos por más soñadores y visionarios que seamos siempre la vida nos entrega sorpresas.

Y al final ¿Qué queda cuando se toca fondo? – Nada más que comenzar a subir

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