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La revolución del matrimonio para todos - Juan Carlos Abaunza
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La revolución del matrimonio para todos

La transformación del concepto de matrimonio es un tema revolucionario, y como en toda revolución hay caos, intranquilidad y choque, sin embargo atiende a la realidad de cómo se constituyen las relaciones en la sociedad actual. Unido a éste se encuentra la familia como la concreción de un proceso de construcción social y humana, que como tal, es evolutiva y cambiante.

Siempre se pensó que la vida de lo cotidiano sale de hombre con mujer, ahora vemos la demanda de reconocer de igual forma matrimonios entre personas del mismo sexo, de ahí se desprende la gran controversia sobre asuntos ortodoxos como la definición misma de la familia.

Partiendo de la base que nuestro aporte como sociedad debe ser la de concientizarnos sobre la importancia de la tolerancia y el respeto, es el de avanzar hacia una nueva cultura para luchar contra todo tipo de discriminación.

Ya no estamos en la inquisición de la edad media, ni mucho menos en la época bíblica donde los “pecados carnales” se castigaban con el escándalo público siendo apedreados(as). Vivimos en una era nueva, moderna con un pensamiento y criterio sujetos a la realidad que nos atañe a todos en nuestro día a día.

El matrimonio es un proyecto de vida en común, no es un monopolio de sexos, bajo ninguna circunstancia se puede negar o restringir a nadie ese derecho con base a su orientación sexual. Somos seres humanos sociables sin distinción alguna nuestra naturaleza nos encamina a querer y procurar formar un hogar, ésta es una realidad así se lea escandalosa o “pecaminosa”.

En 2.006 se aprueba el matrimonio igualitario por la asamblea legislativa de la CDMX, aprobando la alianza de dos personas del mismo sexo. 2500 matrimonios en CDMX se han dado desde que fueron aprobados y sólo el 2% ha derivado en divorcios.

Si constitucionalmente se protege a todo tipo de familia sin que se defina el matrimonio como una posibilidad exclusiva entre un hombre y una mujer no existe una justificación válida para que la figura de matrimonio sea aplicable únicamente a parejas heterosexuales.

El matrimonio como institución de dos personas no es la unión exclusiva entre un hombre y una mujer, por ende, es necesario aceptar que existen personas del mismo sexo que llevan una vida en común y que requieren que sus relaciones tengan el mismo estatus de derechos y obligaciones que las constituidas por personas de diferente sexo.

En determinadas legislaciones, la unión entre dos personas del mismo sexo está concertada mediante ciertas formalidades legales, para establecer y mantener una comunidad de vida e intereses.

En Colombia han expuesto reiteradamente que la interpretación de la sentencia que mejor se ajusta a la Constitución es aquella que permite superar el déficit de protección de derechos de las personas y parejas LGBT es mediante el contrato civil de matrimonio.

Países como Argentina, Bélgica, Brasil, Canadá, Colombia, Dinamarca, España, Estados Unidos, Francia, Irlanda, Islandia, Noruega, Nueva Zelanda, Holanda, Portugal, Sudáfrica, Suecia y Uruguay forman parte de los 20 países que permiten el matrimonio igualitario en algunas de sus entidades hasta la actualidad (2.017). En este grupo de países también se encuentran 3 países constituyentes del Reino Unido (escocia, Gales e Inglaterra) y México.

Emilce Dio Bleihmar plantea que en estudios realizados en Francia, Inglaterra, USA y en España se ha comprobado que un niño criado en un hogar homoparental no presenta diferencias cognitivas, sociales, ni en su identidad sexual, de otro niño criado en una familia heterosexual y afirma que se hallan menos afectados y son más tolerantes a las variaciones en los roles de género. Sin Embargo, autores como Eiguer Alberto dice que es necesario dejar pasar el tiempo antes de sacar conclusiones instructivas en cuanto a la evolución de los niños en dichas familias.

Pero no nos adelantemos, que la adopción de niños en parejas homosexuales no es el tema central en este escrito, aunque debo apuntar que así como la mayoría de homosexuales han crecido en el seno de una familia heterosexual es completamente probable que niños creciendo en familias homosexuales se orienten heterosexuales partiendo de la base que el libre desarrollo de una personalidad sana en una persona está fundamentado en el cariño y amor que recibe de sus padres sin importar su sexo.

Si llega a aprobarse el matrimonio civil de las parejas del mismo sexo, Colombia entraría a la lista de los países que han reconocido a las parejas del mismo sexo los mismos derechos y deberes que a las parejas heterosexuales. Haría parte de los países en América Latina y en el mundo, que reconocen y aplican los principios de Igualdad y No Discriminación.

¿Actualmente Colombia en qué lugar está? Debido al reconocimiento de la unión libre para parejas del mismo sexo, Colombia se encuentra en un segundo nivel respecto a otros países. Es decir, si bien se han reconocido derechos a las parejas del mismo sexo, todavía se encuentra por debajo de países donde existe igualdad plena ante la ley, por ejemplo aquellos países donde existe matrimonio y adopción conjunta.

Soluciones incompletas: El matrimonio civil es la figura jurídica que otorga más derechos y deberes a las personas que desean vivir en pareja. Si bien, actualmente, las parejas del mismo sexo pueden obtener el reconocimiento de su unión libre, no pueden elegir el matrimonio civil porque no les está permitido.

Para acceder al reconocimiento de muchos de sus derechos y sus deberes, las parejas del mismo sexo, y las heterosexuales, que viven en unión libre deben cumplir con una serie de pruebas y trámites, y tienen que esperar determinado tiempo antes de lograrlo. No obstante, mediante el matrimonio civil, las parejas acceden automáticamente a esos derechos y deberes con la simple firma de una escritura pública ante un notario.

Además de esta inmediatez, el matrimonio civil otorga derechos  como la porción conyugal en un proceso de herencia. Además del debate legal, de acuerdo con los principios de Igualdad y No Discriminación, consagrados en la Constitución Política de Colombia, todos los ciudadanos tienen derecho a los mismos derechos, sin restricción alguna.

De esta manera, las parejas del mismo sexo en Colombia pretenden el reconocimiento de los mismos derechos con que ya cuentan las parejas heterosexuales.

Este tema ha causado gran revuelo en la sociedad, hay diversos debates y posturas en contra y a favor del matrimonio gay.

Todos tenemos derecho a ser felices y no ser reprimidos por el simple hecho de ser diferentes, mucho menos por nuestro gustos o preferencias sexuales, aprobar el matrimonio gay ha sido un gran avance en la sociedad ya que necesitamos abrirnos a nuevas cosas, desde tiempos atrás por diversas razones la sociedad ha criticado a las personas homosexuales y actualmente lo siguen haciendo y más por el surgimiento de la aprobación de matrimonios homosexuales, la gente lo ve como algo absurdo, pero si no hubiese sido aceptada seriamos una población que discrimina y rechaza, volveríamos a tiempos atrás y viviríamos reprimidos todavía.

Es importante valorar de manera integral a cada individuo, no basados únicamente en su orientación sexual y mucho menos condenarlo por no tener dicha orientación igual a la nuestra. Los homosexuales siempre han existido en nuestras sociedades desde la misma existencia humana, escondidos, sufriendo temerosos del rechazo de las mayorías y si nos fijamos a fondo, son seres humanos valiosos con un gran aporte a la humaniddad en muchos campos, grandes empresarios, músicos, artistas, políticos, deportistas que han dejado huella sin que su condición sexual interfiera.

Debemos eliminar el sesgo que la religión y diversos grupos han impuesto, debemos eliminar de nuestro corazón y pensamientos esa doble moral que nos empuja a tomar partido en ocasiones de manera equívoca, ya que si el rechazo fuera generalizado no usaríamos un iphone (recordando que el CEO actual de Apple es abiertamente gay), no escucharíamos muchos de nuestros músicos favoritos, no veríamos las películas más taquilleras en cine, no vestiríamos ropa de diseñadores (gays), tendríamos prácticamente que dejar de disfrutar y de coexistir con una población de personas que sienten, piensan y quieren vivir igual que las personas heterosexuales.

No por la orientación de una persona podemos juzgarla o discriminarla, todos tenemos derechos iguales los cuales debemos seguir y respetar.